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16 de Octubre
Algunas mujeres que presentan vaginismo, pueden sentirse inseguras, frustradas e incluso evitar las relaciones sentimentales. Este trastorno es más normal de lo que puedes creer, pero no es muy discutido. ¡Hoy vamos a dejar atrás los tabúes! Descubre aquí de qué es esta condición y cómo puedes hacer para tratarla.
El vaginismo es cuando los músculos que rodean la vagina se estrechan o incluso se cierran involuntariamente, para evitar que algo se pueda introducir en ella, ya sea por una actividad sexual, exámenes médicos e ¡incluso por intentar ponerse un tampón!
Estos espasmos pasan como un reflejo de protección, como cuando cierras los ojos si algo rápido se acerca, o corres si escuchas gritos. En este caso, la vagina se vuelve tan estrecha que nada puede pasar por ella.
Esto es diferente a tener una vagina pequeña o estrecha, pues las mujeres que tienen esta condición, la pueden tener del mismo tamaño, son los músculos internos los que se cierran involuntariamente.
Este tipo de espasmos pueden aparecer antes o durante el acto sexual. Se puede manifestar por medio de un ardor, tensión o dolor en la vagina. Por lo tanto, te incomoda tener relaciones sexuales y prefieres evitarlas.
También si no has logrado insertar un tampón o no te han podido hacer una revisión ginecológica porque es imposible insertar algo en tu vagina.
No todos los síntomas se manifiestan de igual manera en todas las personas, pues es posible que en algunos casos sí se logre una penetración, pero esta puede ser bastante dolorosa o molesta.
Existen dos tipos de vaginismo, se diferencian en mayor parte por el tiempo en el que se manifiesta:
El vaginismo primario es cuando los músculos de la vagina se contraen tanto que imposibilitan que algo entre en ella, por eso, muchas mujeres no han podido tener su primera relación sexual, ir al ginecólogo o usar un tampón, incluso si han manifestado deseos de hacerlo.
El vaginismo secundario sucede tiempo después de haber tenido relaciones sexuales por placer, usualmente las personas tienen un evento traumático, una cirugía o una mala experiencia sexual, que les impide volver a disfrutar de esto con tranquilidad.
Esta condición puede aparecer durante todas las etapas de la vida, normalmente esta se evidencia en la pubertad cuando una mujer experimenta por primera vez: una relación sexual, una visita al ginecólogo o su primera vez intentando ponerse un tampón. Sin embargo, una relación sexual dolorosa puede causar vaginismo, aunque la persona ya haya tenido otras experiencias agradables, y esto puede suceder, sin importar la edad.
Esto se considera un problema sexual, pues aunque sientas deseo de tener relaciones, durante el acto tus músculos se pueden cerrar, volviendo casi imposible la penetración. El vaginismo puede aparecer cuando intentas tener relaciones por primera vez, pues todos los mitos, creencias y rumores que habías escuchado sobre el sexo se pueden meter a tu cabeza, causándote más nervios de lo normal.
También sucede cuando no estás emocionalmente estable y te encuentras angustiada, o si tuviste alguna mala experiencia sexual que te dejó adolorida, tus músculos la recuerdan, y por eso, se tensan automáticamente.
Tratar de forzar la entrada solo puede causar más dolor, y por ende, empeorar el cierre de la vagina. Sin embargo, ¡esto no impide que puedas disfrutar de otras actividades sexuales que no te da miedo realizar!
No hay una causa única que genere vaginismo, sin embargo, se puede presentar en dos grupos diferente:
Causas físicas: Puede resultar después de alguna alteración en las paredes de la vagina, cicatrices de una cirugía pélvica, los desgarros vaginales después del parto o alguna malformación genética.
Causas psicológicas: Los expertos aseguran que es un problema más mental que físico, y puede resultar del miedo a tener relaciones sexuales, algunas razones son:
Miedo de sentir dolor o ardor durante el acto sexual.
Problemas con la pareja.
Primera relación sexual incómoda.
Miedo a quedar en embarazo.
Trauma o abuso sexual en el pasado.
Esta condición puede afectar la vida sexual en pareja, pues por falta de información o vergüenza a preguntar qué sucede, no se busca la ayuda necesaria y se termina acabando la relación.
Por eso, es esencial comenzar a hablarlo con tu pareja, cuéntale sobre lo que sientes, el miedo que puedes tener y que no quieres sentir dolor con la penetración. Cuando cuentas con sinceridad lo que está sucediendo, tu pareja y tú pueden buscar otras maneras de satisfacer sus necesidades sexuales, mientras tratas el vaginismo con un profesional.
Sin embargo, la manera en la que tu pareja reacciona también tiene mucho que ver con tu mejoramiento, pues si no te sientes segura y cómoda con esa persona, entonces va a ser muy difícil superar este proceso sola. Debe haber una confianza mutua donde te sientas apoyada y sin presiones, para así, tratar el vaginismo sin llegar a afectar la relación.
¡No te preocupes! Esta es una condición que normalmente se puede superar en su totalidad. Depende del origen de esta situación, hay distintos tratamientos para el vaginismo, algunos de ellos son:
Dilatadores vaginales: Son unos conos de distintos tamaños, la idea es tratar de introducirlos progresivamente, según lo que tu vagina permita, desde la comodidad de tu casa. Lo más importante es que vayas a tu propio ritmo y que seas paciente, el proceso puede durar desde días hasta meses.
Ejercicios de Kegel: Son una adición a los conos, pues durante los ejercicios, es fundamental reconocer los músculos del suelo pélvico que se contraen y se relajan. De esta manera, puedes aprender a controlar la contracción de la vagina, para que esta no se cierre involuntariamente.
Si quieres conocer más sobre estos ejercicios, con el artículo "¡El sexo y los ejercicios de Kegel!" lograrás entender cómo funcionan y descubrir sus beneficios.
Terapia sexual: Como la mayoría de las causas son psicológicas, lo mejor es trabajar de la mano con un experto, para que te guíe e instruya durante todo el proceso, sobre todo si tu causa se debe a un trauma sexual.
Por eso, esta terapia te va a ayudar a hablar, discutir y analizar con una especialista tu caso específico, de esta manera, podrán entender un poco más la causa de esta condición, y así, intentar cambiar la percepción sobre tu cuerpo que te impide hacer una inserción dentro de ti.
Cirugía: Si por el contrario el vaginismo se debe a una alteración de las paredes de la vagina, algunos casos pueden ser resueltos con cirugía donde se extrae un poco de tejido.
Sin embargo, antes de comenzar con estos pasos, es necesario que intentes reducir la tensión de tus músculos vaginales que sucede cuando te acercas a tu vagina. Por eso, puedes empezar por tocar una zona cerca de ella, suavemente sin que te cause dolor, e intentar acercarse más al orificio, hasta que notes que puedes ser capaz de introducir el primer dilatador, sin sentir incomodidad.
Muchas mujeres sufren esto en silencio sin comentarlo con amigos, familiares o expertos, porque piensan que esto no le pasa a nadie más. Si tienes esta condición, debes saber que ¡no estás sola! Y puedes superarla con paciencia, apoyo y comunicación para que en un futuro cercano, ya no sientas temor y disfrutes de tu sexualidad con total libertad. Si tienes alguna duda, no olvides consultar con nuestra ginecóloga en línea.
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