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31 de Mayo
¿Lista para resolver todas tus dudas respecto a la lactancia materna? Hoy está con Nosotras Carolina Gómez, una nutricionista dietista de la Universidad de Antioquia, experta en este campo del conocimiento y que nos trae un artículo increíble para que aprendamos muchísimo sobre la lactancia materna.
El amamantamiento es la forma natural de alimentar al bebé, así lo ha previsto la evolución humana. Nuestro cuerpo, como mamíferos, está preparado para recibir los componentes de la leche materna.
Porque no solo hablamos de una simple colección de nutrientes, sino un producto vivo de gran complejidad biológica: cambiante, activamente protectora e inmunomoduladora, que estimula el desarrollo adecuado de tu bebé. Incluso en la actualidad no se han logrado conocer completamente muchos de los componentes presentes en la leche materna.
La maternidad en general es una de las etapas de la mujer donde se pueden presentar mayores inquietudes o momentos de angustia, incluso mucho más en el periodo de lactancia; sumado a esto encontramos que a nivel social existe un gran tabú y desconocimiento sobre la lactancia materna que pueden influir de una u otra forma en una madre en la decisión de amamantar o no hacerlo.
Se piensa que la lactancia materna es instintiva para las madres, pero en realidad es una conducta aprendida que pasa de generación en generación a través de observar a otras mujeres hacerlo.
Si nosotros analizamos esta conducta en algunas culturas, la lactancia en público es mal vista y algunas mujeres se sienten incómodas incluso al amamantar delante de sus propias familias o grupo cercano. De esta forma se normaliza la alimentación con biberón, las niñas que de pequeñas ven alimentar a los bebés con biberón, lo ven como la norma y no como la excepción a la norma.
Es mucho lo que se ha mencionado en torno a los beneficios que trae la lactancia materna tanto para el bebé, como para la madre, la familia, el medio ambiente, el gobierno y la sociedad en general.
Pero al hablar en estos términos, “beneficios”, se ubica en igualdad de condiciones a la lactancia materna y a la alimentación con fórmula infantil; nos obliga a ponerlos en la misma escala y compararlas entre sí.
Queda de alguna manera implícita para la sociedad que la alimentación con fórmula infantil es normal, aceptable e igual a la lactancia materna, y que ésta, que ha sido una práctica milenaria, que ha permitido incluso la evolución humana; se vea únicamente como “una forma de alimentar” que ofrece sólo algunos beneficios o ventajas adicionales.
El conocimiento permite que las mujeres logren amamantar de manera exitosa, a pesar de los retos y situaciones que se pueden presentar en el camino; por eso te compartimos las dudas más frecuentes que pueden presentarse en este periodo y cómo podemos enfrentar esos temores:
Anteriormente se recomendaba a las mujeres realizar una serie de masajes y prácticas en los pezones, algunas veces dolorosas, con el objetivo de prepararlos para la lactancia y evitar las grietas, incluso mencionaban que eran necesarios para “sacar callo” y que luego cuando el bebé se pegara no lo lastimara o no se formaran las grietas en el pezón.
Pero tenemos una buena noticia, no es necesario realizar absolutamente nada en el pezón, nuestro cuerpo se encarga de realizar todos los cambios necesarios para la lactancia, incluso sin que sepamos a ciencia cierta lo que ocurre; más aún, incluso si la mujer no desea amamantar, su cuerpo se prepara para hacerlo desde el inicio del embarazo.
Podrás percibir desde el inicio de la gestación una mayor sensibilidad en los pezones, un ligero aumento de tamaño, cambio en el color y la forma del pezón. Todo esto nos habla de una maduración de la mama, preparada para amamantar.
Lo único en lo que necesitaremos prepararnos es en torno a profundizar en temas de lactancia materna, reconocimiento de la red de apoyo más cercana e incluso su propia historia en lactancia.
Sí, todos tenemos nuestra propia historia en lactancia y puede influir de una u otra forma en la manera de atravesar las situaciones que se presenten en este periodo. Por esta razón, puede ser útil ingresar desde el embarazo a grupos de madres y familias que estén viviendo esta experiencia.
Aunque la aparición de grietas en el pezón o el dolor al amamantar es una de las situaciones más comunes presentadas durante el periodo de lactancia; no es normal.
El dolor nos avisa que algo sucede, es una alarma y lo más recomendado es buscar apoyo de un experto en el tema para que juntos identifiquen la causa y se pueda corregir lo antes posible y de esta manera puedan disfrutar del amamantamiento.
La causa más común de las grietas en el pezón o el dolor al amamantar es el agarre superficial al pecho, donde el bebé es posicionado de frente al pezón de su madre y termina afianzándose de sólo la punta (el pezón), esto es lo que genera el dolor y si continúa de esta forma podrá generar la grieta o la herida.
Para que el bebé pueda obtener suficiente leche y no nos genere dolor debe afianzarse lo más profundo posible de la areola; para él, la lactancia si es instintiva, él sabe hacerlo si se lo permitimos. Al acercarlo al pecho, el bebé comenzará a olfatear el pezón y realizará unos movimientos de búsqueda; una vez encuentra el pezón con su nariz, inclina su cabeza hacia atrás, abre su boca, pega su mentón sobre el pecho de su madre y logra acercarse de tal forma al pecho que puede hacer un agarre profundo donde coge mayor cantidad de areola y no solo el pezón.
Existen diferentes posiciones para amamantar al bebé, algunas de las más conocidas son:
Posición de cuna o tradicional, es una de las más usadas donde la cabeza del bebé está apoyada sobre el antebrazo de su madre.
Posición de fútbol americano, rugby o bebé bajo el brazo, en esta posición el bebé está ubicado al costado, recostado en una almohada o cojín entre el brazo y el cuerpo de su madre, abrazado a su costado.
Posición de cuna cruzada o mano cruzada, en esta posición el bebé es sostenido con la mano opuesta al pecho que se amamanta.
Posición acostada de lado, es cómoda principalmente durante la noche porque ayuda a descansar al no tener que levantarse o sentarse para amamantar.
Cada mujer encontrará la posición que sea más fácil y cómoda para ella y su bebé. ¡La clave es que si no sientes dolor es muy poco probable que aparezca la grieta y tu bebé podrá obtener leche suficiente!
Durante los primeros días y semanas en el posparto, puede aparecer este interrogante y sólo nuestro bebé puede darnos la respuesta. Durante este periodo nos podemos enfocar en aprender a leer las diferentes señales que nos da el bebé, el reconocimiento de sus patrones de alimentación, sus gestos o movimientos cuando es necesario cambio de pañal o simplemente su carita cuando desea que lo tomemos en brazos.
Generalmente uno de los gestos más comunes en los bebés cuando ya han terminado y no desean mamar más, es soltar el pecho por ellos mismos; es una forma de decirles a sus madres “ya no deseo más, estoy lleno por el momento; ahora vuelvo por más lechita”.
Ya quisieran muchas mujeres poder tener un medidor de leche pegado en su pecho que les mostrara cuánta leche acaba de tomar su bebé, pero en realidad no necesitamos saber con certeza cuántas onzas toma nuestro bebé en cada una de sus tomas del día. Si bien no contamos con ese medidor en onzas de leche, si contamos con lo que nos dice nuestro bebé, ¡nuevamente la lectura de las señales de nuestro bebé cobra gran importancia!
La orina nos indica que está recibiendo la leche suficiente para estar hidratado, su ganancia de peso, su patrón de alimentación, su comportamiento durante el amamantamiento y durante el día. Todas estas variables se analizan en un contexto determinado para poder responder a esta pregunta.
Debemos recordar que la cantidad de leche que producimos depende en mayor medida de la cantidad de leche que sale de nuestra mama, por esta razón se recomienda alimentar a libre demanda. En la mayoría de los casos, si amamantamos siguiendo las señales del bebé podremos producir la leche necesaria para cubrir sus necesidades.
Además, al hacerlo también aprenderemos a tener una mejor lectura de sus señales.
Frecuentemente se recomienda a las familias de todo el mundo despertar a sus bebés cada 2 o 3 horas para ser amamantados, seguida de la recomendación de hacerlo a libre demanda. ¿Cómo amamantar a libre demanda tiene un horario? El poner estos tiempos en la lactancia puede generar en las madres dudas con la producción o calidad de su leche e incluso interferir con la lectura de las señales del bebé.
Como profesionales de salud, debemos puntualizar las recomendaciones impartidas a las familias acorde a cada caso en particular, existen algunas condiciones especiales donde sí es necesario alimentar a los bebés con frecuencia de horario específica (cómo cada 2 o 3 horas) y tiempo establecido para la duración del amamantamiento (cómo amamantar directo del pecho sólo por un tiempo determinado); pero esto no quiere decir que todos los bebés deban llevar estos horarios estrictos, es solamente para los casos donde por alguna condición especial del bebé es necesario hacerlo.
La clave está en enseñar a las madres a identificar las tomas o succiones efectivas de su bebé, las cuales se caracterizan por ser succiones lentas, profundas y coordinadas; incluso en algunas ocasiones se escucha al bebé tragar la leche, se observa como hace pausas de respiración con momentos de inspiración profundos y vuelve a retomar sus succiones.
¡Una vez más la respuesta está en la lectura de las señales del bebé y no en el tiempo que marca nuestro reloj!
No ganamos nada al amamantar a nuestro bebé cada 2-3 horas durante 20 minutos de cada pecho, si nuestro bebé no logra hacer succiones efectivas o no tenemos un agarre profundo.
Esta pregunta la respondo con mucho agrado ¡hasta que tú y tu bebé quieran! Y quiero citar una frase del Dr Carlos González (pediatra e IBCLC Español): “No existe ningún límite a la lactancia materna. No hay ningún motivo médico, nutricional ni psicológico por el que haya que destetar obligatoriamente a determinada edad. Si que existen médicos, nutricionistas o psicólogos que pretenden establecer tales límites: -Tu leche ya no alimenta-, -Le estás creando dependencia-, son afirmaciones que no se basan en ningún dato científico; son prejuicios”.
Incluso la Organización Mundial de la Salud nos recomienda amamantar de manera exclusiva hasta los 6 meses de edad, es decir, sin incluir ningún otro alimento o bebida hasta esa edad; y continuar con la lactancia materna junto con alimentos complementarios hasta los 2 años o más.
Una de las principales creencias es que después del año la leche materna ya no alimenta y esta afirmación no se aleja más de la realidad. La leche humana cambia acorde pasa el tiempo y se adapta a los requerimientos del bebé, incluso cambia durante una misma toma, durante el transcurso del día, con el clima o los periodos de enfermedad tanto de la madre como de su bebé.
Por esta razón, solo la madre o su bebé son quienes deciden hasta qué momento llevaran la lactancia, no solo se trata de verla como una práctica que salva millones de vidas y promueve la salud de los bebés; se trata de un vínculo afectivo, una experiencia única en la vida de esa mujer y ese bebé… ¡sólo ellos pueden decidir!
Carolina Gómez Jaramillo
Nutricionista Dietista UdeA
Consultora Internacional en Lactancia Materna, IBCLC.
Doula post-parto
Cel: +57 3015401311
E-mail: consultora@carogomezibclc.com
Instagram: @carogomezibclc
¿Y tú aprendiste tanto como Nosotras? Carolina Gómez es una experta en el tema y nos acaba de resolver muchísimas dudas que teníamos alrededor de la lactancia materna.
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