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31 de Mayo
Lic. Mariana Kersz
¿Sex qué? ¡Sexting! ¿Conoces lo que es? Si en tu cabeza respondiste ‘no’, ¡este artículo es para ti! Mariana Kersz, psicóloga y sexóloga, nos cuenta todo lo que debemos saber sobre la práctica sexual virtual, sexting, así que si quieres conocer más sobre el tema, descubre lo que Mariana tiene para contarnos.
Casi como ninguna otra práctica sexual, el sexting, fue aumentando su popularidad y su puesta en valor. Durante la cuarentena de 2020, hizo que las redes sociales explotaran de contenido relacionado. Basta buscar el hashtag #sexting para darse cuenta de que estamos ante un modelo de sensualidad y erotismo lleno de verdades, mitos y miedos.
Es el envío voluntario de fotos, videos y material erótico o de alto voltaje (pueden ser imágenes propias o ajenas, relatos eróticos, audios, podcast, etc). Se envían mediante redes sociales o servicios de mensajería como los SMS o WhatsApp, por ejemplo. Su nombre -en inglés- lo deja claro: sex (sexo) y texting (escribir mensajes).
Algunas apps como Telegram, Snapchat o el mismo Instagram fueron las más elegidas para el envío y recepción de este contenido altamente erótico y sensual.
Si bien es una actividad muy divertida, para estar totalmente seguras de hacerlo correctamente y no correr riesgos innecesarios, hay que tener en cuenta algunos elementos claves:
Consentimiento: Ambas personas tienen que estar 100% de acuerdo con el envío y recepción de material erótico y, por supuesto, ser mayores de 18 años.
Respeto: Que la práctica sea consensuada implica un nivel de respeto. El nivel siguiente es acordar que estas fotos son privadas de esa relación, vínculo o momento en que esas dos personas decidan hacerlo.
Privacidad: No difundir, no viralizar, ni reenviar fotos o material que se comparta mediante estas plataformas.
Como dicen por ahí, en la variedad está el placer, por ello existen en esta práctica, dos tipos de sexting. En primer lugar, encontramos el sexting activo, el cual consiste en el envío de imágenes con algún tipo de contenido sexual, y el sexting pasivo, el cual solo somos receptores, es decir, no realizamos ningún tipo de contra respuesta con intención sexual.
Si en algunas ocasiones iniciar una conversación puede ser una tarea compleja, cuando esta tiene un tono sexual, puede ser el doble de difícil, pero tranquila que no significa imposible. Lo ideal es, como comúnmente decimos, “tantear el terreno”. Podemos empezar con una frase sugestiva como “anoche soñé contigo” o “tengo muchas ganas de verte”. Si bien, ninguna de estas expresiones representa una entrada directa al sexting, si podrá ayudarnos a medir el grado de confianza o reciprocidad con el cual podemos dirigir la conversación.
Una vez sientas que es un espacio seguro para dejar volar tu imaginación, ¡empieza con todas las ideas! Pues en esta práctica se premia, en gran medida, la creatividad. Además, es muy importante que tus esfuerzos estén enfocados en lo que le gustaría ver a la otra persona para que todo sea mucho más estimulante. ¡Un emoji no estará nada mal!
El más habitual es la extorsión: Algunas personas se ven amenazadas pensando, por ejemplo, que el contenido que les enviaste se puede viralizar y así podrían acudir a la extorsión.
Viralización: Los contenidos se pueden denominar “virales” cuando generan un gran alcance, es decir, que muchas personas lo están viendo y se puede convertir en tendencia. Este es un delito castigado por el código penal.
El anonimato: El no saber realmente quién está detrás de las imágenes que se envían. Puede ser incluso un menor de edad o un adolescente. Es una práctica que tiene sus riesgos pero tomando algunas precauciones se puede prevenir y disfrutar perfectamente, por esto, debes asegurarte de que si vas a practicar sexting sea con una persona que conozcas, a la que le tengas cierto grado de confianza y te genere seguridad, ya que podrías caer en manos de un desconocido o de una persona mal intencionada
Para que una pareja exista, se tienen que dar, entre muchos otros factores, cuatro pilares esenciales: el contacto físico de una u otra forma, la admiración, el compañerismo y la confianza del uno en el otro. Romper o desafiar cualquiera de estos pilares implica, de un modo u otro, poner en juego algún aspecto de la relación.
El sexting es una práctica que consiste en el envío de imágenes y videos de alto contenido erótico o sexual, generalmente mediante el celular. Esto puede ser visto como una infidelidad, porque aunque no se genere -quizás nunca- un contacto físico con el destinatario, lo cierto es que para algunas parejas se puede interpretar como la ruptura de uno de los códigos de la estabilidad de la pareja, y puede generar una falta de confianza que lleve a una crisis en la relación y que se sienta como una traición a la confianza y los pactos acordados por cada una de las personas de la relación.
Si eres tú quien se está “sexteando” con alguien, en principio, la mejor sugerencia sería preguntarte por qué lo estás haciendo, pero no desde el acto moralista de juzgar, sino desde el interrogante real, la verdadera incertidumbre acerca de este acto que puede, potencialmente, atentar contra el vínculo construido en pareja. Básicamente: ¿por qué con otra persona y no con tu pareja? Será el primer interrogante.
En segundo lugar, indagar los propios principios, los valores, los preceptos que rigen tu vida, para saber qué pasaría si fuese tu pareja quien envía fotos a otra persona. Muchas mujeres lo tolerarían como una práctica que puede parecerles hasta divertida y erotizante, pero seguramente muchas otras no podrían aceptar la idea de que sus parejas coqueteen con otras personas.
Se trata de ser empáticas, ponernos en el lugar del otro y pensar cómo nos sentiríamos nosotras si supiéramos que nuestra pareja hiciera exactamente lo mismo. La empatía toma un lugar fundamental, porque va a ser el crisol con el que vemos la vida y el que va a determinar también, de qué manera vamos a juzgar al otro y a nosotras mismas en caso de que algo de esto tomase visibilidad.
El sexting es una práctica super divertida y muy placentera. Las conversaciones van levantando temperatura y ponen en juego toda la creatividad desplegando un verdadero lenguaje: el lenguaje del deseo. Esto puede mejorar la relación de confianza y comunicación entre dos personas, se conozcan o no personalmente.
Ayuda a desinhibirse, a soltar las estructuras que nos atan a una sexualidad rutinaria.
Alimenta la autoestima. No importa si la foto que enviaste es de tu propio cuerpo o un cuerpo ajeno: se trata de una fantasía, de un juego, y está bien permitirse un espacio lúdico con otro para aumentar el deseo sexual. En caso de relaciones a distancia o de distancia social, como en la cuarentena, el sexting es la herramienta ideal para poder jugar sin límites.
Mejora el ánimo: Mantiene bien arriba los niveles de adrenalina, dopamina y serotonina, todas hormonas relacionadas con el bienestar y el amor propio.
Tip adicional: no esperes a estar sí o sí en casa, para poder tener algo de intimidad, no siempre se dan las situaciones perfectas. Acuérdate del consentimiento, si están de acuerdo ambas partes, sorprende a tu sexting partner con una foto sugerente, un mensaje muy sensual o un video tuyo bailando sin ropa.
El sexting es una herramienta muy poderosa para mantener la llama encendida durante todo el día, incluso en parejas que conviven en la misma casa 24/7. ¡Pruébalo y luego me cuentas.
Si quieres conocer más sobre el sexting, corre a ver las redes sociales de Mariana: @lic.marianakersz, descubrirás contenidos súper cool, y resolverás muchas dudas.
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