Nosotras estamos más que seguras que la famosa nueva realidad ¡¡está llenita llenita de amor!

Nunca dejemos de enamorarnos

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Nosotras estamos más que seguras que la famosa nueva realidad ¡¡está llenita llenita de amor!! Por eso, queremos darle la bienvenida al nuevo lenguaje del loving, donde los ojos expresan más que mil palabras, donde recuperamos las cartas como forma de expresar cuánto amamos a nuestros seres queridos, y que sin importar dónde estemos, vamos a seguir llenando de muchísimo amor cada rincón.

Así que nos pusimos en la misión de ¡¡viralizar el nuevo lenguaje del loving!! Te preguntarás ¿cómo? Pues bien, invitamos a Maria Alejandra Velilla una influencer colombiana que con su famoso movimiento #OrgullosamenteTallaM en redes sociales, ha logrado llegar al corazón de muchísimas personas, ¡¡haciendo viral el loving en todas sus presentaciones!! Aquí les dejamos lo que Maria Alejandra tiene para contarnos.

No es un secreto para nadie que las cosas han cambiado, incluso me atrevo a decir que han dado un giro de 180º cuando menos lo esperábamos y en tiempo récord. Si algo me ha enseñado este periodo de aislamiento obligatorio es toda la razón que tenían mis papás cuando me decían: Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes y no, no es una cuestión de religión en lo absoluto, va más por el lado en donde nos acostumbramos a dar todo por sentado y a creer que tenemos todo el tiempo del mundo para hacer lo que nos hace felices.

No se preocupen, este no es un texto nostálgico ni mucho menos (Sé que lo ha sido un poco hasta ahora) no estamos en tiempos de nostalgias y debo confesarles que odio las chic flicks que me hacen llorar -Si, no me gusta The Notebook. No me odien- porque siento que todo lo que hacemos debe sacarnos con una sonrisa más grande que con la que llegamos y hoy no será la excepción.

Retomando la parada de cabeza en la que estamos ahora, les quiero hablar desde mi experiencia personal, la vida decidió que quería cobrarme todas las veces en que dije “Nunca o no me gusta” Resulta que después de vivir 3 años en una relación de lejos, dije “Nunca en mi vida vuelvo a tener una relación de lejos” y heme aquí 5 meses en una, sin contar que antes de la pandemia, nos vimos 2 meses después de haber durado 6 en condiciones de nunca: de lejos.

Por si no fuera poco, mis peores enemigos se convirtieron en mis mejores aliados. -Después de haber durado unos meses en huelga, porque cuando todo comenzó mi orgullo quería ganar la partida- Siempre le dije a mi novio, que prefería los mensajes que hablar por teléfono, incluso tengo mi celular en “Luna” (Para los que no saben es una opción del iPhone que muestra tu celular como apagado cuando te llaman la primera vez. La segunda vez si entra, por si cualquier emergencia) Resulta que ahora, todas mis relaciones dependen de lo que mucho rechacé, volvamos al tema y démosle una vuelta: Si quieres hacer reír a Dios, di “Nunca o no me gusta”

Ahora, les quiero contar que estoy parada de cabeza pero decidí que quería aprender a caminar con las manos, porque así me cueste más trabajo y vaya más lento, no estoy dispuesta a quedarme en el mismo sitio y decidí que en vez de hacer huelgas, rechazos, malas caras, sentimientos de desasosiego. Iba a sacarle el mejor provecho a esta etapa que sinceramente nunca pensé que viviría.

La conclusión más importante que he podido sacar, después de estos 5 meses de aislamiento es que: Las cosas están de cabeza, pero lo esencial se ha mantenido de pie: el amor y las personas que nos hacen sentirlo.

Sin duda que las relaciones han cambiado, pero lo importante se ha hecho visible, lo que siempre había sido importante y dejábamos que pasara desapercibido, por las muchas distracciones que tenemos afuera. Ahora vemos que la vida está hecha de pequeños gestos, que los detalles valen más que los millones, que escuchar la voz de alguien que amamos es un boost de felicidad, que es importante que trabajemos en fortalecer nuestro hogar y no me refiero únicamente al físico y que podemos soñar con viajes, fiestas, bailes, trabajos, títulos y dinero, pero que vinimos aquí a amar y a amarnos.

Las cosas han cambiado, pero me genera una inmensa gratitud y emoción que no nos hayamos dado por vencidos en el amor, que sigamos cultivándolo, que sigamos adaptando las circunstancias para que se mantenga intacto. Porque realmente, nada importante ha desaparecido, hemos hecho que evolucione como ha evolucionado el mundo. Ahora, las fiestas se convirtieron en largas llamadas telefónicas con nuestros amigos más cercanos, con vino en mano y horas de sonrisas virtuales. Las cenas románticas no han dejado de existir, aun así no podemos tocarnos con la persona con la que la estamos teniendo, se vale cocinar juntos, prender una vela cada uno desde su hogar y brindar por la gran fortuna de que podemos tener alguien a quien extrañar. O viéndolo desde el otro lado de la moneda, para aquellas parejas que comenzaron el aislamiento juntos sin pensar que podrían, ahora pueden decir que crearon lazos tan fuertes que sirven como columnas para evitar que el techo se desplome cuando hay un temblor.

¿Y qué me dicen de la familia? Por mi lado, tuve la gran fortuna de pasar mi cuarentena al lado de la mía. Llevo 5 meses viviendo en la misma casa de mis papás y estoy absolutamente agradecida por ello. Porque en “condiciones normales” volver a mi casa en Cali y disfrutar tanto a mis seres queridos como lo he hecho no era una opción. No porque no quisiera, sino porque vuelve y juega, dejamos que las distracciones de la cotidianidad nos distraigan de lo verdaderamente importante.

Por último, ni hablar de nuestro hogar. De la relación que hemos tenido que construir con nosotros mismos, porque como bien lo dice una frase que leí por ahí: Cuando no podemos ir afuera, no nos queda más de otra que ir adentro. Ya era hora que algo nos jalara para adentro y que entendiéramos que así como trabajamos fuertemente en todas las relaciones que nos rodean, es importante que nunca descuidemos al amor de nuestras vidas: nosotros mismos.

Dejando de lado todas las emociones de ansiedad por el cambio, que estoy segura que todos hemos tenido, déjenme decirles que siento una inmensa felicidad por la forma en como logramos adaptarnos a todas las circunstancias y le sacamos el mejor provecho a ellas. Nací en un momento donde me dijeron que se enamora con la sonrisa, ahora hay que enamorar con los ojos (por aquello del tapabocas, claro) pero lo importante es que nos hemos dado cuenta que así sea con las orejas, las manos o las pestañas, lo importante es que nunca dejemos de enamorarnos.

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