Recordemos que la menopausia es el momento de la vida en que cesa el ciclo menstrual. Se ha determinado que la clave para diagnosticarlo es que una mujer lleve un año corrido sin menstruar.
La menopausia le ocurre a todas las mujeres, sin excepción (si quieres saber más sobre por qué nos ocurre a todas, puedes ingresar al artículo Sí, la menopausia nos pasa a todas las mujeres. Los demás síntomas pueden ir y venir, o nunca presentarse, pero lo que siempre ocurrirá es el cese de la menstruación.
Ahora bien, antes de experimentar el cese total del ciclo menstrual, puede ocurrir lo que conocemos como la premenopausia. Esta se presenta hasta 3 años antes de la menopausia, y ocurre porque nuestros ovarios empiezan a actuar de manera errática, produciendo hormonas esporádicamente.
La premenopausia puede tener síntomas muy similares a la menopausia (si quieres conocer más sobre los síntomas de la premenopausia, puedes ingresar al artículo ¿Cuáles son los primeros síntomas de la premenopausia?, como calores o bochornos, resequedad e infecciones vaginales y los tan temidos síntomas emocionales, que contienen dos principales trastornos: la ansiedad y la depresión. Hoy vamos a enfocarnos en los signos de ansiedad y depresión en la premenopausia.
¿Por qué la salud mental puede verse afectada durante la premenopausia?
Empecemos porque no todas las mujeres experimentarán lo mismo durante la premenopausia ni en la menopausia. Cada una es un mundo diferente, y sus síntomas lo serán también. Es por esto que estudiar los trastornos durante la premenopausia, sobre todo los emocionales, tiende a ser una tarea bastante compleja para los médicos.
Lo que los expertos han determinado es que este tipo de trastornos pueden darse por aspectos desde genéticos, hasta socioculturales, y/o orgánicos.
Lo primero: algunas podemos llegar a heredar genéticamente una predisposición a este tipo de trastornos que, quizá, no se habían desarrollado completamente en nuestra vida y que, gracias al bajón de estrógenos y progesterona, se presentan en este momento previo a la menopausia.
Lo siguiente es el aspecto sociocultural, que es el que nos habla de lo que ocurre a nuestro alrededor, cómo nos ve la sociedad y cómo eso afecta la forma en que nos vemos a nosotras mismas. Por ejemplo, los prejuicios, el trato que se le da a la mujer según su edad, la utilidad y fuerza de trabajo que puede proveer a la comunidad, entre otras cosas. Todo esto puede desencadenar trastornos depresivos o de ansiedad en la etapa de la premenopausia, al sentirse insegura o inútil en la sociedad. ¡¡PERO ATENCIÓN!! No hay idea más equivocada que esa, tenemos mucha vida y seguimos siendo útiles y aún más con experiencia por nuestros años.
Por último, tenemos el aspecto orgánico o biológico, que es el más claro y comprobable de todos. Como hemos venido hablando, la premenopausia significa todo un cambio en nuestro cuerpo a nivel químico y hormonal. Los desajustes en la producción de estrógeno nos afectan, incluso, a nivel cerebral. Allí hay unos receptores de esta hormona que regulan sustancias como la adrenalina y la serotonina, encargadas de las sensaciones de saciedad, bienestar, e incluso del apetito sexual. Por eso, no resulta difícil creer que el cese de nuestro ciclo menstrual, derive (a veces) en trastornos emocionales.
¿Qué tan frecuente es que estas dos afecciones se presenten en mujeres con la premenopausia?
Se habla de la cifra de mujeres con signos de ansiedad y depresión en la premenopausia, como algo sumamente variable. Sobre todo, porque estos trastornos pueden ser provocados por infinidad de aspectos tanto médicos como personales. Además, las mujeres que sufren de estos síntomas emocionales en la premenopausia, no necesariamente los tendrán en la menopausia. Algunas lo superarán antes de llegar a la misma, otras solo llegarán a desarrollarlos en la menopausia. De manera que es difícil esclarecer exactamente cuántas mujeres padecerán de estos trastornos.
Ahora bien, hay algunas cifras un poco más certeras, como que las mujeres sufrirán este tipo de trastornos hasta tres veces más que los hombres.
Ansiedad y depresión durante la premenopausia
Usualmente las sospechas de que una paciente tiene signos de ansiedad y depresión en la premenopausia surgen al notar que los síntomas como irritabilidad, tristeza, llanto fácil, entre otros, no están directamente relacionados con los signos más comunes de la premenopausia, como son los vasomotores (calores y bochornos) o los genitourinarios (infecciones o resequedad vaginal).
Es decir, cuando una mujer va a consultar con su médico acerca de síntomas relacionados con trastornos emocionales y el médico nota que aquello que la paciente describe no es ocasionado por otros síntomas, sino que es el síntoma en sí mismo.
Diferencias entre ansiedad y depresión
Aunque ambos trastornos suelen ser confundidos entre sí, la verdad es que son diferentes y se expresan de maneras únicas en cada mujer. Por supuesto, hay ciertos signos que son más comunes y, a su vez, son determinantes para diagnosticar uno u otro trastorno.
La diferencia principal radica en que la ansiedad suele ser un trastorno más activo, que despierta la sensación de miedo o pánico excesivo con respecto a situaciones cotidianas. Mientras que la depresión, que usualmente es más pasiva y crónica, no está necesariamente vinculada a un evento específico o a un temor en particular ni genera una reacción física inmediata.
¿Cómo es la ansiedad en la premenopausia?
La ansiedad puede provocar una sensación excesiva de nerviosismo, agitación o temor ante situaciones cotidianas que no ameritan tanta preocupación. También es común experimentar sensación de peligro inminente o pánico, lo que puede derivar en signos clínicos, como la taquicardia, hiperventilación, sudoración excesiva, temblores, insomnio, dolor en el pecho, e incluso afectar nuestro sistema gastrointestinal, provocando retorcijones o cólicos. Puede suceder también que el miedo excesivo genere un autoaislamiento de la vida en comunidad o un distanciamiento de ciertos círculos, debido a la necesidad de evitar situaciones cotidianas que ahora parecen de peligro.
¿Cómo se manifiesta la depresión durante la premenopausia?
La depresión es un asunto crónico y se diagnostica con base en ciertos síntomas comunes, como sentimientos de tristeza, vacío o desesperanza, arrebatos de enojo y pérdida del interés por las actividades que antes causaban placer. Esto puede estar acompañado de alteraciones del sueño, como el insomnio o periodos de sueño demasiado largos, cansancio constante, falta de energía, por lo que las tareas cotidianas pueden requerir un gran esfuerzo, así como falta de apetito o atracones. Esto deriva en algunos síntomas clínicos comunes, como la agitación o inquietud, dolores articulares, lentitud para razonar, hablar y moverse. Los sentimientos de inutilidad y culpa suelen ser comunes también. Temporadas de amnesia, pensamientos recurrentes de querer hacerse daño o intentos suicidas son también signos de la depresión.
Signos de alarma con la salud mental en la premenopausia
El mayor signo de alarma será siempre que tu vida se vea afectada por lo que estás sintiendo. De manera que, si tu salud mental ha estado menguada y tu calidad de vida se ha visto afectada, tus círculos cercanos empezaron a decaer, tus relaciones, tu trabajo o tu relación contigo misma, tómalo como un signo de alarma y acude al médico o a un tratamiento psicológico. Ni la premenopausia ni la menopausia tienen que significar un cambio drástico en tu vida, no es el fin de tus relacionamientos, o el ocaso de tu carrera. Hay maneras médicas y espirituales de manejar este momento, evitando a toda costa que tu calidad de vida se vea afectada.
¿Qué hacer si tengo ansiedad o depresión en la premenopausia?
Si empiezas a notar signos de ansiedad y depresión en la premenopausia, lo primero que debes hacer es acudir al médico. Él te evaluará como un ser complejo, por lo que tendrá que ahondar en aspectos no solo clínicos y médicos, sino también en tu forma de vivir, tus relaciones familiares y laborales, tus hábitos alimenticios, si haces ejercicio o no, si fumas o consumes otro tipo de sustancias. Esto ayudará a determinar cuál es el tratamiento que más te conviene y en qué momento del trastorno te encuentras.
También es necesario entrar a tratar otras enfermedades de las que puedas sufrir, puesto que el desajuste de las hormonas puede afectar también los niveles de azúcar, la presión arterial, el sistema cardiovascular y los huesos. Todo esto tendrá también una repercusión en tu salud mental.
Dependiendo de tus necesidades, el médico podrá aconsejarte terapia de remplazo hormonal (si quieres aprender más sobre la terapia de remplazo hormonal, puedes ingresar a nuestro artículo Hormonas para la premenopausia), para equilibrar los niveles cerebrales y motivar un subidón en las sustancias que regulan las sensaciones de bienestar, tranquilidad, alegría e incluso el deseo sexual.
La terapia psicológica será también un pilar en la recuperación de tu salud mental, por lo que esta será recomendada en todos los casos, con mayor insistencia en quienes presenten síntomas psicológicos más complejos. Recuerda que ir a terapia es normal y todas las personas deberíamos hacerlo porque es una herramienta súper buena para aprender a manejar mejor nuestras emociones y a relacionarnos con nosotras mismas.